David Company Pagán: Pep Guardiola: La pasión.

4.3. El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural.

Me voy a apoyar en dos pequeños relatos para la entrada de esta semana. Ambos ocurrieron recientemente: Era un Martes por la mañana, andaba algo desmotivado, cada página que escribía me parecía incompleta, me generaba dudas… habría tirado y vuelto a hacer hoja en un bucle infinito, pero no lo hice. Cogí lo que tenía hecho y me marché a ver a mi amigo Alberto, en busca de su siempre valiosa opinión. Le presenté y expliqué la idea, creo que al menos conseguí hacerlo sin transmitirle mis dudas y falta de convicción. Sorprendentemente para mí, le encantó. Comenzó a sugerir con cierta vehemencia cosas que podrían mejorar mi idea inicial, la situación se convirtió en un pequeño y animado debate alrededor de mi borrador. Lo hacíamos dándole vida a la situación, dándole importancia al momento y a la acción, con entusiasmo, con optimismo y determinación. Lo hacíamos con pasión. No pude evitar contagiarme, la dinámica entusiasta se apoderó de mí. De repente ahí estaba yo, hablando con la misma pasión sobre mi “gran” idea, la mismo que veinte minutos antes parecía pedirme ser lanzada por el retrete. Nada de lo escrito había cambiado, pero yo lo percibía totalmente distinto. Donde antes veía dudas, ahora veía acierto; donde antes veía confusión, ahora veía claridad. ¿Desmotivado? ya no lo estaba. La pasión con la que me había agasajado Alberto, la pasión con la que se había comunicado, había conseguido que me marchara de allí creyendo en mi trabajo. Y algo más importante, había conseguido enseñarme que puedes contar con las mejores ideas, con los mejores profesionales, los mejores métodos o herramientas, pero si no hay pasión… esos factores son totalmente estériles.

Unos días más tarde vi el documental Pep Guardiola – The story. Cuando el programa acabó tuve la sensación de que tanto el inicio como el fin de una época gloriosa, en la que el éxito y sensaciones fueron tan contundentes como para llegar a cuestionar si el F.C. Barcelona había sido el mejor equipo de la historia, tenían su origen en la pasión. Una pasión que contagió Pep desde su primer día a un equipo que había muerto de éxito demasiado pronto. Su forma de vivir los partidos activo en todo momento, involucrado en cada mínimo lance del juego, efusivo en cada instrucción, en cada pequeño detalle, en cada celebración; su capacidad de transmitir que cada encuentro era el último, de hacer creer al grupo que se podía alcanzar la excelencia; su intensidad en la motivación, en generar sensaciones, en perfeccionar conceptos… hacían de un simple grupo de personas una maquina apasionada por la victoria. Supongo que lo que paso luego es que Pep pasó de contagiar a ser contagiado. La pasión se convirtió en desidia por momentos, en cierto tedio. El equipo ya no toreaba en todas las plazas, sólo en aquellas que ponen los pelos de punta. Dejó de ganar con la misma continuidad, de ofrecer míticas exhibiciones como algo cotidiano… y Pep se marchó. Pienso que lo hizo por no encontrar la capacidad de crear pasión a su alrededor de nuevo, el entusiasmo ya no fluía y volver a instalarlo era una tarea demasiado exigente, sólo quedaba una cosa, marcharse. Extraje dos ideas del documental. La primera, que a veces hay que aceptar que la pasión no se puede forzar, aceptar que estás vacío y toca dejarlo (al menos por un tiempo), hay cosas que pueden durar una vida y cosas que no. La segunda, que todas las obras importantes de nuestra vida necesitan estar construidas desde la pasión, no es negociable, si no hay pasión no hay gran obra, en todo caso hay obrita o obrucha…

Las dos historias me llevaron a la siguiente conclusión: Que me quiten talento o privilegios, que me quiten recursos o conocimientos, días o meses, victorias o satisfacciones… pero que nunca se lleven la pasión.

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